Invocamos a la aristocracia del polo norte
Y la aceptamos como única autorizada
Para subyugarnos,
Apelamos a las armas de coco
Bañado en oro
Y el grito gutural
Del estómago hambriento
Volaremos con millones de bombas
Un carrito de helados
Como símbolo de acabar
Con la frialdad humana
Pelando los dientes más cariados
Y mirándolos a los ojos
Les diremos ¡Jamás! a los que sí
Y ¡Tampoco! a los que no
No queremos cambiar el mundo
Sino quitarle los ropajes.
Cuando esté muerto de frío
Le pasearemos nuestras cajetillas
Hasta que por fin decida acabar su amazonas
Fumándose uno de nuestros tabacos
Si es necesario sacaremos la sal del mar
Para bañarnos en aguas dulces,
Llenas de glucosa y sudores salados
Después de incomprendidos
Pondremos el cielo de cabeza
Por ver la dulce sonrisa
De una tímida mujer
Con las tetas rompiendo el viento…