Evolución Sónica #4: Conozcan al cyborg humano que puede escuchar colores.
Neil Harbisson es una artista que nació daltónico. No puede distinguir el color azul del verde. Esto es un problema, sobre todo si consideramos que su trabajo consiste en generar armonía entre colores primarios y terciarios. Para arreglar eso, Neil fue a estudiar a Plymouth University en el Reino Unido, inventó un software que relacionaba los colores con el sonido, y se lo instaló en la cabeza.
El software lleva el nombre de eyeborg, y lo tiene instalado en el cráneo, esto convierte a Neil en el primer cyborg legalmente reconocido. El dispositivo consiste en una cámara que percibe colores y los traduce a sonidos vía Bluetooth y Wi-Fi, cosa que le permite operar de manera inalámbrica.
Hablamos con Neil sobre el desarrollo del eyeborg, sobre la posibilidad de reconocer colores imperceptibles por el ojo humano y de cómo hacerse un hoyo en el cráneo puede ser una buena idea.
Noisey: ¿Qué es el eyeborg?
Neil: Es una antena que reconoce colores y los manda a mi cabeza. Tengo una entrada en el cráneo que me permite escuchar las frecuencias de los colores vía conducción craneal.
¿Cómo era tu vida antes de construir el dispositivo?
Ver todo en escala de grises era normal para mí hasta que me dijeron que no podía ver el color. Empecé el proyecto porque quería encontrar la manera de percibir colores.
¿Qué impacto tuvo en tu vida saber que no podías apreciar los colores del todo?
Sentí que había mucha información de la que me estaba perdiendo porque el color se usa como código para describir la cotidianidad. Me recordaban constantemente de que me estaba perdiendo una capa de la vida. En algunos casos, me sentía socialmente excluido porque no entendía muchas de las cosas que la gente estaba diciendo. Si alguien me preguntaba si había visto a un hombre de ojos azules y pelo café, no sabía qué contestar. Me sentía desconectado de todos los demás.
¿Y cómo fue que empezaste a transformar tu cuerpo a un cyborg?
Originalmente empezó como un proyecto de arte en Plymouth University con Adam Montandon. Él estaba estudiando cibernética y yo música. Él había dado una plática sobre cómo la tecnología podía ser aplicada en distintas maneras y después de eso me acerqué a él para plantarle un proyecto que ampliara mis sentidos. En 2004, me conectaba a una computadora con su webcam y un par de audífonos. El software podía recibir veinticinco colores y luego interpretarlos como tonos. Luego traté de encontrar a otras personas que pudieran desarrollar un sensor que reconociera más colores. Durante los últimos diez años he estado colaborando con personas para mejorarlo al punto de que ahora es una parte de mi cuerpo.
¿Cómo describirías las vibraciones del eyeborg cuando pasan a través de tí?
Cuando escucho cosas con mi antena se siente como si mi cerebro estuviera generando sonidos. Depende de la frecuencia de la vibración. El color ultravioleta tiene una frecuencia alta, en ese caso puedo sentir la vibración a diferencia del infrarrojo, que tiene frecuencia muy baja.
¿Cómo ha cambiado tu vida con la antena?
Me siento mucho más cercano y conectado con la naturaleza y con otras especies animales. Ahora puedo percibir colores que sólo los insectos o otros animales pueden interpretar. Escuchar a través de conducción craneal me acerca a los delfines y a las ballenas. Ellos perciben el sonido de esa manera. El hecho de tener una antena me hace sentir más cercano a los insectos que tienen antenas. Con esta tecnología instalada en mi cuerpo no me siento más cercano a los robots, sino a los animales.
Suena increíble. ¿Cómo ha afectado en tu arte?
Para mí, no existe la diferencia entre sonido y vista. Digamos que es un sentido integrado entre la vista y la audición. Si escucho música o estoy componiendo música, cada nota se siente como una respuesta o la percepción de un color. Cuando pinto, combino el sonido y el color. No hay separación entre artes visuales y música, en este caso.
¿Tu entrenamiento musical te ayudó a aprenderte los colores a través de las frecuencias?
Mi entrenamiento nunca fue mas allá de diferenciar frecuencias de una manera muy precisa. El color tiene 360 notas en una octava. La música sólo tiene 12. Me tuve que entrenar a mí mismo en cuanto empecé a usar el software. Me tomó tres años memorizar todos los microtonos.
¿Qué sigue para el eyeborg?¿Lo vas a actualizar?
Estamos tratando de conducir una llamada telefónica a mi cabeza, pero todavía hay algunas cosas que resolver. El objetivo general es explorar el uso del Bluetooth y el Wi-Fi para tener conexiones a internet vía conducción craneal usando la antena. Esto también podría usarse para transmitir colores a cualquier punto en el plantea. Si alguien en Nueva york quisiera mandarme los colores de Times Square, podrían conectarse con mi cabeza y mandarme los colores directo al cráneo.
Eres increíble. Gracias, Neil.
Fuente Noisey