El futuro Kinect 2, el sensor de movimientos de la consola Xbox, será capaz de detectar las emociones del jugador. El desarrollo permitirá leer los labios, la dirección de los ojos y evaluar el estado de ánimo mediante la detección del tono de voz y los rasgos faciales. Kinect se lanzó en 2010 con una capacidad limitada de análisis de las imágenes (30 frames por segundo) porque la consola, que debe realizar diversas tareas simultáneas, no podía absorver más información. Pero el éxito del sensor ha llevado a Microsoft a plantear usos más allá de la consola de juegos además de pensar en una nueva consola que aproveche el potencial de Kinect.
De hecho, Microsoft ha animado a los desarrolladores a desbloquear Kinect para otro tipo de usos. Héctor Martín Cantero, un cántabro de 20 años, ganó 3.000 dólares (2.200 euros) en un concurso por haber sido el primero en publicar el programa que abre el candado del sensor y puede emplearse en un ordenador. Futuras versiones del sistema operativo Windows podrían salir preparadas para su empleo en las computadoras que iría más allá del reconocimiento de voz. También se ha publicado una futura aplicación de Kinect en los televisores para facilitar un uso interactivo de los mismos.
La propia Microsoft plantea otros usos. La empresa ha registrado una patente para rastrear la actividad de un empleado que requeriría la tecnología de Kinect para evaluar su conducta gestual. Si el departamento de Recursos Humanos establece unos parámetros de conducta, el sistema puede compararlos con los que realmente tiene el empleado. En la documentación de la patente se argumenta que se trata de promover las conductas establecidas por la compañía lo que puede suponer una mayor confianza de los jefes y aumentos salariales para felicidad del empleado. Microsoft ha negado que esta patente pretenda ser una herramienta de espionaje de la actividad del empleado e insiste en que se utilizaría para ajustar mejor sus parámetros de conducta a los fijados por la empresa.
Elpais